lunes, 18 de agosto de 2014

Los agentes de C.I.P.O.L.

 Para el año que viene llegará a los cines la producción de Guy Ritchie sobre The Man of U.N.C.L.E., protagonizada por el Superman Henry Cavill, basada en la serie de televisión de los ´60 del mismo título.

 Esta serie surgió, como muchas otras, en este o en cualquier otro medio de comunicación popular de aquellos años, al calor del éxito de las películas de james Bond, agente 007, y esta con mayor legitimidad que otras porque estuvo asesorada-sugerida por el creador del mito Ian Flemig. The Man of U.N.C.L.E. (en Hispanoamérica conocida como El agente de C.I.P.O.L.) trataba sobre una organización secreta que luchaba contra otra organización secreta malvada, T.R.U.S.H., y los agentes de esa organización altruista, destacándose en el protagonismo dos en particular Napoleón Solo e Ilya Kuryakin ( encarnados por Robert Waughn y David McCallum, y si a alguien le suena la cara del rubiasco, sí, es el forense de NCIS -Navy, Investigación Criminal por estos lares) No conozco la serie, pero por otras razones, casualmente, me he interesado por las novelas inspiradas en esta serie publicadas en España. He dado con dos publicadas en la colección de Ediciones G.P., colección Alcotán Intriga-Espionaje. El nº 10 que contiene dos novelas de John Oram; El Asunto de Copenhage y El asunto de los Papiros. Buscando información sobre esta serie de novelas he comprobado que, en el mercado anglosajón se publicaron varias, escritas por diversos autores. Las más interesantes parecen ser las de Michael Avallone, veterano autor de novela popular, y un malogrado David McDaniel, fallecido muy joven a causa de un derrame cerebral, y autor de unas novelas de esta serie que el reseñador califica de excelentes; unas historias en las que, de pasada salen a relucir unos nombres familiares para los aficionados al pulp, Moriarty, Forrest J. Ackerman, Steed and Mrs. Peel,Simon Templar, el padre Brown, Miss Marple, Fu Manchu, James Bond... Parece ser que alguna de esas novelas se publicaron en España en Editorial Ferma. 
 El caso es que esta dos de John Oram, la primera es entretenida, sin más, y la segunda un rollo.

 
 El éxito de la serie de televisión propició la aparición de otra: The Girl of U.N.C.L.E. (La Chica de C.I.P.O.L.), otra agente de la organización llamada April Dancer, y su compañero Mark Slate. Encarnaban los papeles Stefanie Powers (a la que yo recuerdo, junto a Robert Wagner, en Hart & Hart, una serie policiaca posterior) y Noel Harrison, hijo de Rex Harrison.
 De esta serie, no tan exitosa como la germinal The Man of U.N.C.L.E., también se publicaron una serie de novelas, y, a pesar de lo que afirme la Wikipedia SÍ se publicaron en España alguna de de estas novelas. Con seguridad dos. Helas aquí:

 
 El nº 53 de la colección Alcotán Intriga-Espionaje, de G.P.; El Asunto de los Glóbulos Globales(!?) y El Asunto de los Botes Dorados de Taradata (!!??), por Simon Latter. Como se puede intuir eran los tiempos del Pop, del "Camp", de la psicodelia, de Los Beatles, del humor extravagante y el ingenio sofisticado... Las novelas son simplemente aburridas.
 Pero existen. Aquí las tengo, a mi lado.




 
    Estefanie Powers
 

 
 
 

miércoles, 3 de julio de 2013

Lecturas veraniegas.

Cuando llega el verano, y la consiguiente escasez de novedades editoriales, comienzo mis paseos por las librerías de segunda mano en la red (Uniliber, concretamente, y las librerías que sirven contrareembolso, en particular) y busco ofertas, autores de los que solo tengo alguna referencia vaga, o novelas de autores que me interesan y no halla leído. Por ahora he conseguido algo de ambos apartados: Tres novelas de Ed Mcbain-Evan Hunter, del que aún me queda mucho por leer, y al que más adelante dedicaremos una entrada en este sitio, y un surtido variado de autores por los que siento curiosidad. Y, de estos segundos hay un apartado dedicado a obras que me han llamado la atención por sus cubiertas.
 Porque antes, hace muchos años, las editoriales llamaban la atención de los posibles compradores mostrándoles una imagen atractiva, intrigante, en las cubiertas de sus libros. Quizás usaran las ilustraciones originales de las ediciones foráneas, en unos casos, y, en otros, contrataban ilustradores que se aplicaban para componer unas imágenes atractivas, que mostraran algún elemento interesante del contenido del libro.
 Antes, hace mucho tiempo.
 Porque, en estos tiempos en que las editoriales que editan alguna colección de género negro o policíaco se ha acomodado a la norma de presentar sus productos con fotos de agencia, absolutamente anodinas, frías, vacías, en la convicción de que estas novelas se venden de por sí, y más si van firmadas por un autor nórdico de nombre impronunciable; y en estos días en que los autores tienen que publicarse ellos mismos sus obras, y buscarse la vida para presentarlas dignamente y no tienen más remedio que echar mano de alguna foto libre de derechos y convenientemente alterada con fotoshop, o de algún amigo al que no se le dé mal esto del dibujo, hasta que las editoriales grandes se fijen en ellos (cuando vendan mucho, pero mucho), el que suscribe cada vez echa más de menos esos libritos de bolsillo y tapa blanda con ilustraciones en sus cubiertas (y páginas que se pueden ojear y tiene tacto a papel, y no a plástico, pero eso es otra historia, como diría el tabernero de Irma, la dulce.)



Dos ejemplos de lo que queremos decir, de dos autores, que deben vender sólo con su nombre, porque lo que es por sus cubiertas...
 Y fue por sus cubiertas por lo que adquirí estas dos novelas de la colección Biblioteca Oro, de la Editorial Molino: Sangre en la Luna, de Leslie Ford, 1957 (All for the lady of a lady, Leslie Ford, 1898-1983, seudónimo de Zenith Brown), y El Soplo, de A. W. Sherring,1960 (The tip off).



 El estilo de la señora Ford-Brown es una mezcla de desparpajo campechano y de verborrea atropellada y confusa, que pretende pasar por "sofisticada"; y la historia que nos cuenta tiene más de relato costumbrista en periodo de guerra (la segunda mundial), e intrigas matrimoniales y románticas que de intriga, al menos en las primeras páginas, de las que no pasé. Tengo que aclarar, en este punto, que, a estas alturas de mi vida, si lo que estoy leyendo no me atrapa desde los primeros párrafos, lo desecho; hay muchas cosas por ahí que leer y mi paciencia es cada vez más escasa. Quizás la novela gane en interés más adelante, pero yo no lo sabré.
 La segunda novela es de un autor totalmente ignoto. Y esta me distanció de la historia que me contaba desde los primeros párrafos, al comprobar que los componentes de una banda de excombatientes (de la segunda guerra, también) se expresaban como niños de 12 años jugando a los bandidos. No se si achacar esto al autor o al traductor, pero el caso es que bastó para hacerme desistir de continuar con la lectura.
 No me gustaron ninguna de las dos, pero las dos estaban espléndidamente ilustradas por Pablo Ramírez, del que no tengo ninguna referencia, pero que me compensan de su adquisición.


 Esta novela la tenia de antes, pero me sirve para poner de manifiesto lo atractivo del diseño de cubierta de esta colección. Esta ilustración es de Cortiella, y la novela es muy buena, de un autor, Bruno Fischer, del que hablaremos más extensamente en una entrada futura.
 Tambien es un autor intesante y tambien tendrá un espacio en este sitio, Ed McBain-Evan Hunter, del que conseguí tres novelas pertenecientes a la serie de la comisaría 87, en una colección dedicada al autor, en ediciones B, pero sólo muestro una de las portadas porque las demás son exactamente iguales, y sólo cambia el titulo en cuestión. La ilustración es de Oscar Chichoni, y es ingeniosa, pero vaya..


 También de  Editorial Molino es Condenada a Muerte, de Richard Demming, 1966 (Shell hate me tomorrow, 1963), una buena novela, bien y sobriamente narrada, que, en contra de lo que pudiera pensarme, no se centra en las peripecias de esta muchacha, sino más bien de los esfuerzos de un dueño de un casino en una pequeña ciudad por protegerla y protegerse de los mafiosos que la buscan. Entretenida.


Aunque no se acredita juraría que la ilustración de cubierta es obra de Robert Mcginnis. Esplendida.
 Y esto es todo por ahora. En la lista esperan obras de Edward S. Aarons y H. Q. Masur. Si el calor me lo permite y consigo concentrarme en la lectura en la siguiente entrada contaré qué me han parecido.